Un picnic urbano, medias lunas de luz y un eclipse

Así vivimos el eclipse del 8 de abril en la Ciudad de México y con la comunidad de Ciencia en mi Fiesta.

“Durante el eclipse, lo que más me gustó fue ver cómo debajo de las ramas de los árboles la luces que se veían en el suelo iban, poco a poco, tomando forma de media luna. Cientos, o tal vez miles de lunas se proyectaban y eso fue maravilloso”, contó uno de los niños que acompañó al equipo de Ciencia en mi Fiesta a la observación del pasado eclipse del 8 de abril en la Ciudad Deportiva de la Ciudad de México.

En la Ciudad de México el eclipse se vio de forma parcial, pero aún así fue muy emocionante. Además del telescopio que operó el creatívoro Ángel (y uno de los telescopios que llevan hasta tu casa en las Odiseas Astronómicas) se contó con lentes con filtros adecuados y se construyeron cajas o cámaras obscuras. Fueron precisamente estos artefactos los que nos ayudaron a entender por qué se veían esas medias lunas de luz tan espectaculares.

Las cámaras obscuras fueron artefactos muy populares en la edad media. Consisten en una caja negra a la que se le hace un pequeño orificio (llamado estenopo, por lo que también se hace referencia a este fenómeno como efecto estenopeico) por donde entra un haz de luz. En el interior de la caja, justo en la pared donde llega el haz de luz se forma una imagen invertida de lo que se ve en el exterior. Este, de hecho, es el principio de las cámaras fotográficas (y también uno de los talleres de Ciencia en mi Fiesta).

Cuando ocurre un eclipse, la luz que se va filtrando por las ramas de los árboles y otros orificios (como en las hojas perforadas que hicieron los asistentes al picnic) actúan justamente como una especie de cámara obscura, permitiéndonos ver de forma indirecta el eclipse.

“Cuando era pequeña viví mi primer eclipse (el de 1991) desde la ignorancia y el temor. Solo sabía que podía quedarme ciega si veía el cielo aquel día. En esta ocasión me brindaron con su iniciativa la posibilidad de vivirlo desde el conocimiento, y compartiéndolo, aprendiendo en comunidad y creando arte porque la actividad se convirtió en una apropiación social de un evento astronómico en emociones”, nos comentó Beatriz, una de las asistentes (y desde ahora creatívora honoraria) a nuestro picnic familiar con motivo del eclipse.

El equipo de Ciencia en mi Fiesta agradece profundamente a Beatriz, su familia y a todos los asistentes que nos acompañaron al picnic familiar. Aquí, te compartimos algunas fotos de cómo la gente expresó sus emociones y su visión del eclipse.